Pocos son los que dudarían hoy en afirmar que la aparición de las nuevas tecnologías ha supuesto un cambio profundo en una sociedad que no en vano ha pasado a recibir el nombre de sociedad de la información. En nuestro actual entorno y gracias a herramientas como Internet, la información está disponible en cantidades ingentes al alcance de todos. Sería impensable esperar que un cambio de esta envergadura no tuviera impacto en la educación, base del bagaje de conocimiento que todo individuo lleva consigo.
En efecto, como señala Rocío Martin-Laborda en un informe realizado por la Fundación Auna (hoy Fundación Orange) en 2005, el proceso educativo ha cambiado; si antes el paso por las distintas etapas del sistema educativo (Primaria, Secundaria, Bachillerato y demás) era suficiente para formarse, en la actualidad quien no desee quedarse obsoleto deberá continuar con el proceso de formación toda su vida. Se da la circunstancia de que el uso de las TIC favorece especialmente el desarrollo de la formación continua, ofreciendo herramientas que permiten la creación de entornos virtuales de aprendizaje, libres de las restricciones de la enseñanza presencial, y adaptables a las circunstancias personales de cada uno. Los educadores, por tanto, deben preparar a los alumnos para este nuevo escenario, potenciando desde una fase temprana sus habilidades en el uso de las herramientas tecnológicas.

Aunque las investigaciones sobre este tema todavía se encuentran en una fase temprana, se han podido constatar algunas ventajas educativas derivadas de la introducción de las nuevas tecnologías en las aulas, tales como aumento de interés por la materia estudiada, mejora en la capacidad para resolver problemas, mayor confianza del alumno, incremento de la creatividad y la imaginación, etc. Se ha comprobado especialmente la utilidad de las TIC para los estudiantes con motivación escasa y bajas habilidades, debido a que la flexibilidad de las mismas permite adaptarse al ritmo y capacidad del alumno.
Otro de los impactos del uso de estas herramientas está en los contenidos curriculares, ya que permiten presentar la información de una manera muy distinta a como lo hacían los tradicionales libros y vídeos. Para empezar, se trata de contenidos más dinámicos con una característica distintiva fundamental: la interactividad. Ello fomenta una actitud activa del alumno frente al carácter de exposición o pasivo, lo que hace posible una mayor implicación del estudiante en su formación. Los nuevos contenidos permiten la creación de simulaciones, realidades virtuales, hacen posible la adaptación del material a las características nacionales o locales y se modifican y actualizan con mayor facilidad. Los profesores, además, tienen la posibilidad de generar contenidos educativos en línea con los intereses o las particularidades de cada alumno, pudiendo adaptarse a grupos reducidos o incluso a un estudiante individual.

Fuente de información: www.aprendemas.com/reportajes/
En esta nueva era del conocimiento se hace necesario el desarrollo de nuevas capacidades que ayuden a los alumnos a transitar en la sociedad actual.
ResponderEliminarEs indispensable que sepamos manejar estas nuevas habilidades para reaccionar lo mejor posible ante las nuevas exigencias laborales que se nos presenta, ante esto el sistema educativo debe encargarse de asegurarnos ese aprendizaje.
El ideal de educación es que las instituciones involucradas en esta labor capaciten a la personas con la ayuda de las nuevas tecnologías para facilitar la integración de las competencias necesarias para su desarrollo, hoy en día podemos observar que esto no sucede del todo, el avance precipitado de la tecnología y la falta de adaptación de la mayoría de los educadores hace que se haya creado una brecha entre ellos y los alumnos ansiosos de adquirir nuevos conocimientos.